domingo, 6 de septiembre de 2015

HISTORIA DEL SISTEMA LINFATICO



La historia del descubrimiento del sistema linfático es apasionante. Aunque se intuyó en la Antigüedad, fue fundamentalmente el siglo XVII la época de su descubrimiento real. Sin embargo, se necesitó mucho más tiempo para hallar su función.

Sin embargo, Hipócrates fue una de las primeras personas que mencionaron el sistema linfático en el siglo V antes de Cristo. En su obra "Sobre las articulaciones", menciona brevemente los ganglios linfáticos en una frase. Rufo de Éfeso, un médico romano, identificó los ganglios linfáticos axilares, inguinales y mesentéricos, así como el timo, a principios del siglo II dC.
La primera mención de los vasos linfáticos se produjo en el siglo III dC por Herófilo, un anatomista griego que vivía en Alejandría. Herófilo llegó a la conclusión incorrecta de que "las venas absortivas de los vasos linfáticos", con las que se refería a los lactíferos (vasos linfáticos de los intestinos), vertían su contenido en las venas portales hepáticas, y por lo tanto en el hígado.
Los resultados y conclusiones de Ruphus y Herófilo se propagaron aún más por el médico griego Galeno, que describió los lactíferos y ganglios linfáticos mesentéricos que observó en su disección de monos y cerdos en el siglo II dC.
Hasta el siglo XVII, las ideas de Galeno fueron las que más prevalecieron. En consecuencia, se creía que la sangre era producida por el hígado a partir del quilo, y que esta sangre era consumida por todos los órganos del cuerpo. Esta teoría exigía que la sangre se consumiera y produjera muchas veces. Sus ideas quedaron sin respuesta hasta el siglo XVII, e incluso entonces eran defendidas por algunos médicos.

Olaus Redbeck

Thomas Bartholin
A mediados del siglo 16, Gabriel Falopio (descubridor de las trompas de Falopio) describió lo que ahora se conocen como lactíferos "recorriendo los intestinos llenos de materia amarilla." Aproximadamente en 1563, Bartolomeo Eustachio, un profesor de anatomía, describió el conducto torácico en caballos como "vena alba thoracis".  
El siguiente avance se produjo cuando, en 1622, un médico, Gaspar Aselli, identificó los vasos linfáticos de los intestinos en perros, y los llamó "venae alba et lacteae", que hoy en día se conocen simplemente como lactíferos. Los lactíferos fueron nombrados como el cuarto tipo de vasos (siendo los otros tres las arterias, las venas y los nervios, que entonces se pensaba que eran un tipo de vaso), y refutó la afirmación de Galeno de que el quilo era transportado por las venas. Pero él todavía creía que los lactíferos llevaban el quilo al hígado (como enseñaba Galeno). También identificó el conducto torácico, pero no se percató de su conexión con los lactíferos. Esta conexión fue establecida por Jean Pecqueten 1651, al encontrar un líquido blanco mezclado con sangre en el corazón de un perro. Sospechaba que el líquido podía ser el quilo ya que su flujo aumentaba cuando se aplicaba presión abdominal. Trazó este líquido hasta el conducto torácico, y observó que llegaba a un saco lleno de quilo que llamó "receptáculo del quilo" (conocido ahora como "cisternas del quilo").
Nuevas investigaciones lo llevaron a encontrar que los contenidos quilíferos entraban en el sistema venoso a través del conducto torácico. Así, se demostró de manera convincente que los lactíferos no terminan en el hígado, por lo que refuta la idea de Galeno de que el quilo fluía hacia el hígado. En 1647, Johann Veslingius dibujó los primeros bocetos de los lactíferos.
La idea de que la sangre circula a través del cuerpo, en lugar de ser generada de novo por el hígado y el corazón, fue aceptada por primera vez como consecuencia de las obras de William Harvey en 1628. En 1652, el sueco Olaus Rudbeck (1630-1702) descubrió ciertos vasos transparentes en el hígado que contenían un líquido claro (y no blanco), por lo que los nombró como vasos hepático-acuosos. También aprendió que desembocaban en el conducto torácico, y que no tenían válvulas. Anunció sus resultados en la corte de la Reina Cristina de Suecia, pero no publicó sus resultados durante un año, y en ese intérvalo fueron publicadas conclusiones provisionales similares por Thomas Bartholin, quien además publicó que tales vasos están presentes en todas las partes del cuerpo y no sólo en el hígado. Rudbeck fue también quien los denominó "vasos linfáticos". Esto dio lugar a una agria disputa entre uno de los alumnos de Bartholin, Martin Bogdan, y Rudbeck, a quien acusó de plagio.
También con el siguiente video se puede ampliar un poco más la información al respecto:


SITEMA LINFATICO

El sistema linfático en los animales es una red de conductos que transportan un líquido claro llamado linfa (del latín, agua clara). También incluye el tejido linfoide y los vasos linfáticos, a través de los cuales la linfa se desplaza por un sistema de una única dirección en el que la linfa fluye solo hacia el corazón. El tejido linfoide se encuentra en muchos órganos, especialmente en los ganglios linfáticos y en los folículos linfoides asociados con el sistema digestivo, como las amígdalas. El sistema también incluye todas las estructuras dedicadas a la circulación y la producción de linfocitos, como son el bazo, el timo, la médula ósea y el tejido linfoide asociado con el sistema digestivo. El sistema linfático como lo conocemos hoy fue descrito por primera vez de forma independiente por Olaus Rudbeck y Thomas Bartholin.
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CARACTERISTICAS ANTOMICAS DEL SISTEMA LINFATICO

En el interior del sistema linfático circula –a menor velocidad de lo que lo hace la sangre en los circuitos arterial y venoso– un líquido formado por plasma, similar al sanguíneo, y por glóbulos blancos o leucocitos, que se conoce como “linfa”.

La linfa, líquido blanquecino que llena los vasos del sistema linfático, era conocida ya por los antiguos griegos, que la denominaron “sangre blanca”, aún cuando la función de la misma y la importancia de los procesos que en ella tienen lugar sólo se estudiarían con detalle muchos siglos más tarde.

La linfa se alimenta de los líquidos orgáni- cos que a ella afluyen desde los diversos tejidos que bañan los vasos linfáticos. Tales fluidos contienen elementos y materiales procedentes de la sangre, los cuales han escapado a través de los capilares y han llegado hasta los tejidos y espacios intersticiales de éstos.
En el ser humano, los capilares linfáticos (vasos muy delgados, del espesor de un cabello o aún menores) recogen los líquidos orgánicos de los tejidos que se hallan en contacto con ellos, los cuales atraviesan las finas pare- des capilares y pasan a constituir la linfa.

Esquema del capilar linfático

Esquema del Linfagión
Los elementos más pequeños de este sistema reciben el nombre de “linfáticos iniciales”, denominación impuesta por Casley-Smith, y se encuentran formando parte de la “unidad circulatoria funcional” o “Linfangión”. 

Se denomina linfangión a la porción de un vaso linfático existente entre dos válvulas consecutivas. Es en este nivel donde se efectúan todos los procesos de la microcirculación. Estos elementos celulares están constituidos por una sola capa de células planas endoteliales unidas entre sí y a los tejidos por delgadas fibrillas, cuya longitud es de 0,5 milímetros.
La especial disposición de las células que lo componen favorece el llenado o vaciamiento a través de las uniones intercelulares. Este mecanismo se encuentra facilitado por la contracción de las bandas de fijación, las que reaccionan a los cambios de presión sufridos a nivel de los tejidos y la presión intralinfática. Estos capilares linfáticos, una vez constituidos, se anastomosan entre sí formando “redes periféricas de origen”, las que a su vez originan pequeños vasos más estructurados llamados “precolectores”, constituidos por una pared más espesa, con un endotelio y una capa fina de fibras musculares y elásticas difusas.

Estos precolectores son pequeños segmentos vasculares que unen las redes linfáticas iniciales o periféricas a los “vasos colectores”, elementos de estructura parietal completa integrada por tres capas: íntima, media y adventicia. Estos últimos sectores poseen repliegues valvulares que orientan la circulación linfática en forma centrípeta, y serán “prenodales” o “posnodales”, según su ubicación respecto de los ganglios. Su función es transportar la linfa y se encuentran topográficamente acompañando a los vasos sanguíneos, dando formación a las corrientes linfáticas que llegarán a los “colectores terminales”, que evacúan su contenido al torrente venoso.

Las corrientes linfáticas pueden situarse bien en las regiones superficiales del cuerpo, in- mediatamente debajo de la piel y también en zonas más profundas, que reciben los lí- quidos orgánicos de las vísceras. Los vasos linfáticos ubicados en el intestino reciben el nombre de “quilíferos”, y en ellos se realiza la mayor parte de la absorción de las materias grasas en la digestión. Hasta un 90% de las grasas absorbidas en la región intestinal son conducidas por medio de la linfa en forma de gotitas, que dan al líquido linfático una apariencia lechosa.

El canal terminal más importante, tanto por su volumen y calibre como por su longitud, es el llamado “canal torácico”, que recorre la parte media del tronco y recibe un caudal notable de linfa procedente de diversas regiones del cuerpo, especialmente de su mitad inferior.  En su extremo inferior, se observa un abultamiento en donde se reúne el líquido linfático que llega de las zonas inferiores (extremidades, ingle y paquete intestinal) y que se denomina “cisterna de Pecquet”, en honor del anatomista francés Jean Pecquet, quien la describiera en el siglo XVII.

Otro conducto relevante es “la gran vena linfática” o “canal linfático derecho”, donde vierten los vasos de la mitad superior derecha del cuerpo.

No existe un órgano equiparable al corazón en el sistema circulatorio que impulse la linfa, por lo que ésta es movilizada por las contracciones de los músculos y por las pul- saciones de las arterias que se hallan próximas. La compresión se efectúa de manera análoga a como se haría con un tubo de goma lleno de agua que se oprimiera con la mano. En los canales se disponen una serie de válvulas que impiden que la linfa fluya hacia atrás.

Dispuestos a lo largo de los vasos, se aprecian numerosas formaciones redondeadas o saculares constituidas por células de distintos tejidos: los ganglios linfáticos. A través de ellos se filtra la linfa, que fluye hacia los conductos de mayor calibre y en cuyo interior hay diversos elementos celulares especializados en la destrucción de las bacterias y en la absorción y neutralización de sustancias ajenas al organismo. El sistema linfático desempeña, así, un papel de primer orden en lo relativo a la defensa del organismo.
Resumiendo, podemos decir que el camino que sigue la linfa hasta desembocar en el sis- tema venoso comienza con:
·                Los capilares: Marcan el nacimiento del sistema linfático en forma de “dedos de guante”.  Tienen paredes más permeables que los vasos venosos, por eso, pueden pasar las macromoléculas.

·                Los precolectores: Continúan a los capilares.  Tienen válvulas en su interior, que son formaciones que impiden el retroceso de la linfa.

·                Los colectores prenodales: Son los vasos linfáticos que se encuentran antes de los relevos ganglionares. Su permeabilidad disminuye, por lo cual son menos sensibles a los intercambios titulares. Tienen válvulas y, además, sus paredes poseen una musculatura lisa.
·               Los relevos ganglionarios: Son formaciones ovaladas interpuestas a lo largo de los vasos linfáticos, que actúan como filtros depuradores, capaces de retener o metabolizar algunos elementos. Además, añaden linfocitos a la linfa.

·               Los colectores posnodales: Continúan a los relevos ganglionares. Con estructura semejante a los prenodales, pero con aumento progresivo de la luz y del grosor. Presentan válvulas tricúspides.

·               Los troncos linfáticos: Tienen abundantes válvulas. Son los troncos yugulares, subclavios, mediastínicos y los lumbares.

·               Los grandes colectores: Todos desembocan en el conducto torácico o en la gran vena linfática, que a su vez drenan en las venas subclavias correspondientes, y de allí pasan la linfa a la circulación general
También con el siguiente video se puede ampliar un poco más la información al respecto:

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